El campo me despierta una conexión necesaria con la naturaleza. Me hace sentir que estoy parada sobre la tierra y que formo parte de algo profundamente verdadero. Me atrapa en mi esencia de ser humana y de existir.

Todos los elementos del paisaje rural me cautivan. Me permiten ver la fragilidad, pero también la inmensa belleza de estar vivo. Mis obras reflejan, en parte, lo que siento, pero también —e intensamente— lo que veo.

Pinturas

Las referencias aparecen en cualquier parte: en un paisaje, en la cara de un perro callejero, en un sentimiento urgente, en una necesidad intensa de expresar lo que, en palabras, no puedo acomodar pero veo en todas estas cosas, latentes. Atravieso el retrato, el paisaje urbano, la espontaneidad y los momentos fugaces, buscando capturar aquello que a veces se escapa a la mirada: la belleza infinita que vive en un instante que muere enseguida, efímero.